De viaje por Heterolandia - 4. Homofobias

FRASE DE LA SEMANA:

Dilatar y lubricar, todo es empezar.

Lo cierto es que, bien mirado, podría haberme guardado este post para la semana del orgullo, pero bueno, que me sale ahora y ahora lo posteo…

Hace un par de entradas decidimos moderar los comentarios del blog. Desde entonces y como por arte de magia nos llegan un montón de comentarios absurdos donde se meten sin razón con nosotros, que resultan absolutamente ininteligibles (más de uno debería hacer un cursillo de sintaxis y ortografía) o de carácter homófobo (maricones de mierda, deberíais estar en la cárcel y tal y tal…). En el fondo me resulta gracioso. Alguien cree que vamos a publicar cosas así teniendo tan a mano lo de rechazar comentario? Venga ya.

Creo que todo gay ha escuchado alguna vez eso de maricón de alguien que no conoce y como insulto y, por mucho que tengamos clarísima nuestra sexualidad y que no la cambiaríamos por nada (yo al menos), a veces resulta inevitable que estas cosas te afecten. A mi me afectan. Lo reconozco, pero de lo que realmente me da ganas todo esto, más que esconderme en un agujero, intentar esconder la pluma o ya soltar piropos de albañil a las mozas, es de ponerme unos taconazos y una bata de cola, pintarme como una puerta y cantar a voz en grito algo tipo Desátame de la Naranjo por la plaza del ayuntamiento. No quieres sopa, pues dos tazas.

Hace un tiempo, por el post aquel del mundo-bollo, hablé con una compañera de trabajo lesbiana sobre el tema de las plumas y tal. Ella me decía que, siendo femenina como es, cuando entraba en un pub de lesbianas sentía que todas la miraban como pensando qué pasa, que te avergüenzas de lo que eres o qué?. Es un punto de vista que los gays no tenemos nada presente: la pluma como muestra de estar orgulloso de lo que somos. Ya decía Tom que la pluma en los maricas es un grado. Y quien diga que no, miente. Todos tenemos pluma en mayor o menor medida (un gesto de muñeca, una essse más larga, un uy! de soprano cuando te sorprendes por algo…) y en el fondo no es ni mejor ni peor, simplemente es que somos maricones.

Tom y yo tenemos una película fetiche (en cierto modo) que habla de todas estas cosas: Stonewall (la cual te recomendamos desde aquí). En ella se explica cómo empezó todo eso del orgullo gay, pero además, resulta bastante llamativa la forma de llevar la vida antes de esa noche de junio del 69. Una de las cosas que más me llamó la atención es cuando un colectivo gay decide hacer una manifestación silenciosa y vestidos políticamente correctos (véase traje y corbata los chicos y falda por debajo de la rodilla las chicas). Evidentemente, no solo no les hacen ningún caso los organismos oficiales, si no que, además, resulta bastante cómico que ni la gente que pasa por su lado sepa qué es aquello.

Ahí es donde me dí cuenta de lo importante que es que la cabalgata del orgullo sea un show con mayúsculas, porque, al fin y al cabo y yo por lo menos, me siento mucho más identificado con la drag queen más irreverente que con un señor gris de traje y corbata. Si no somos grises, sosos ni contenidos, a qué santo hay que fingir todo eso? Recordemos que el origen de la palabra gay no es otro si no alegre.

Que te parece vergonzosa la imagen que se da de los gays en el orgullo? Chico, pues lo más seguro es que digas eso porque nunca has estado en una y no sepas lo increíblemente divertido que resulta… o igual es que te avergüenzas de lo que eres o que no lo tienes tan asumido como crees.

En este mundo hay gente que te aceptará mejor o peor por como eres, ya sea por ser maricón, mujer, gordo, negro, blanco, de lunares o con lunares en la bata de cola. Lo que más importa es tener las cosas claras, estar a gusto con uno mismo y pasarlo lo mejor posible en estos dos días que son la vida. Nosotros, por de pronto, estamos barajando la posibilidad de acudir al Orgullo de Valencia hechas unas reinonas de aquí te espero (y de paso cumplir otra meca gay). No os digo más… (que me he quedado bastante a gusto, por otro lado).

Besotes