Ya estamos casi en Navidad y llegan las cenas de clase, las cenas de empresa, Nochebuena, Nochevieja... Reyes incluso... Es momento de despendolarse un poco y pasárselo bien. Pero, claro, también es muy fácil pasarse de la raya, dejarse llevar por el alcohol y el calor del momento y acabar arrimándole la cebolleta a quien no toca. Y digo así en general "arrimar la cebolleta" porque no sé si es peor acabar tirándote a alguien que no te gusta o haberle echado los trastos a todo bicho viviente a un kilómetro a la redonda, que ninguno te haya correspondido y haberte ganado para siempre el título de Putón Mayor del Reino... Y es que el alcohol puede hacernos montar numeritos de los que luego nos arrepintamos hasta el infinto y más allá.
El caso es que el otro día, hablando con Tom, nos pusimos a recordar batallitas de fiestas de antaño. Sí, bueno, qué tiempos aquellos y tal y cual (no te digo que no), pero también hubieron algunos momentos un tanto peliagudos. Pues bien, pensando pensando, hemos catalogado (que ya sabes que nosotros somos muy de catalogarlo todo aquí) algunas de las situaciones más comunes y problemáticas que combinan fiestas, sexo y/o alcohol:
*Róisín Murphy era la cantante del grupo Moloko y el chico hacía referencia (agárrate) al gorrito que lleva en el video Sing it back.
Y luego ya, fuera de esta clasificación también hay anécdotas de expediente X para aburrir... A raiz de esto último de emborracharse e irse a casa de alguien, me ha venido a la cabeza una vez que ligué con un chico que iba bastante perjudicado. Mis padres estaban de viaje y me lo llevé a casa. Pues bien, nos acostamos a dormir la mona y al cabo del rato, entre sueños, abro un ojo y escucho ruido como de agua... En mi embobamiento pensé "pero qué narices..." y SÍ, efectívamente, el señor se había levantado y se había puesto a mear en mitad de la habitación... y ya pude gritarle de todo (que no sé si desperté a medio edificio) que hasta que no acabó no paró.
Así que, niños, ya sabéis: si no queréis que os pasen burradas como éstas en próximas fiestas, un par de copitas para coger el punto y se acabó.
Pero a ver, a parte de todo a ti, ¿qué marcianades te han pasado en fiestas con sexo y/o alcohol?
El caso es que el otro día, hablando con Tom, nos pusimos a recordar batallitas de fiestas de antaño. Sí, bueno, qué tiempos aquellos y tal y cual (no te digo que no), pero también hubieron algunos momentos un tanto peliagudos. Pues bien, pensando pensando, hemos catalogado (que ya sabes que nosotros somos muy de catalogarlo todo aquí) algunas de las situaciones más comunes y problemáticas que combinan fiestas, sexo y/o alcohol:
El efecto isla desierta (o grupo cerrado)
Consiste en que, en un grupo más o menos reducido, se acaba eligiendo como objetivo para ligar a otro del grupo. Esto puede ocurrir tanto en fiestas privadas (en casa de alguien, por ejemplo, donde sois los que sois y no hay nadie más) como en las que se está en plan grupito y hay gente con la que no hay mucha confianza (compañeros, amigos de amigos, etc.). En realidad es que es más fácil ligar con alguien con quien por ejemplo hayas hablado durante la cena o hayas visto alguna que otra vez aunque sea de pasada que con un completo desconocido. ¿Problemas? Pues desde que sea uno que en realidad no te convenza mucho y encima te rechace a que el susodicho esté emparejadísimo y se acabe liando parda, pasando porque alguno se encariñe mientras que el otro no y os toque veros a diario en clase o en el trabajo. Efectívamente, cosas así ocurren.El síndrome de Róisín Murphy
Esto ocurre cuando la cantidad de alcohol es tal que perdemos completamente las inhibiciones y, en consecuencia, montamos un espectáculo que posiblemente nos impedirá ligar con nadie que conozca a nadie que estuviera en ese lugar durante bastante tiempo. Y quien dice ligar dice mirar a la cara si hablamos de gente de claseo del trabajo, claro. El nombre más que nada viene de que, años atrás, en una fiesta de nochevieja precisamente, uno de los que iba con nosotros se encontró (o posiblemente arrebató a alguien) una peluca de estas de cintas plateadas, evidentemente se la puso y a partir de ahí se pasó toda la noche gritando "¡Soy Róisín Murphy*! ¡Soy Róisín Murphy!" a cada persona con que se cruzaba.*Róisín Murphy era la cantante del grupo Moloko y el chico hacía referencia (agárrate) al gorrito que lleva en el video Sing it back.
El despertar entre orcos
Este caso posiblemente sea de los más conocidos... y consiste en que, por exceso de calentamiento y alcohol, acabamos despertando en camas ajenas con seres a los que posiblemente no hubieramos tocado ni con un palo en cualquier otra situación. Yo tengo que decir que ésta personalmente nunca me ha pasado. No sé muy bien si porque es un mito o porque en el fondo tengo bastante buen criterio... aunque también es verdad que por lo general yo cuando voy piripi tiendo más a "que nadie me toque" que a refregarme o dejarme refregar. Soy así de rancio, supongo. Bueno, a ver, sí. Me ha pasado alguna vez que me he dejado convencer por el tipo de chico que siempre te tira los trastos pero que tiene algo que te dice que no va a funcionar... y, efectivamente, en la cama te das cuenta de que la cosa no funcionaba (¿instinto? ¿poderes de medium? ¿suerte? a saber...), pero en ningún caso fueron orcos (al menos desde mi punto de vista que es lo que cuenta al fin y al cabo).El arrastramiento hacia el exnovio
Llegados a cierto punto de alcohol y desesperación, uno de los mayores peligros sin duda puede ser acabar enviándole mensajitos al exnovio o exrollete más adorable (o follable) que recordemos en ese momento. Claro, si resulta que es uno con el que mantenemos cierto buen rollo o similares y te sigue el juego puede ser hasta interesante... pero hay muchas posibilidades de que acabemos haciendo un ridículo espantoso justamente con la persona que menos interesa hacerlo... y que después de eso tengamos que dejar atrás toda esperanza de posible reconciliación o mirada a los ojos siquiera. Arrastrarse con un ex nunca es buena idea, pero si además eso ocurre con alcohol de por medio puede ser la bomba.La extenuación del pito pocho
Esto también es todo un clásico: estás de fiesta, bebes más de la cuenta, ligas, os váis a la cama... y no hay forma humana de que aquello se levante. Aunque lo cierto es que ésa es la versión más light. En ese caso basta con dormir la mona y a la mañana siguiente ya se hace lo que se tenga que hacer. Sin embargo podría ser bastante peor: la cantidad de alcohol podría ser tal como para acabar vomitando. Con suerte puede que te dé tiempo a llegar al cuarto de baño, pero más de una historia conozco de estar en plena prueba oral y soltarlo todo. Ahí en medio. Como si tal cosa. Pues bonito, lo que se dice bonito, no es precisamente.Y luego ya, fuera de esta clasificación también hay anécdotas de expediente X para aburrir... A raiz de esto último de emborracharse e irse a casa de alguien, me ha venido a la cabeza una vez que ligué con un chico que iba bastante perjudicado. Mis padres estaban de viaje y me lo llevé a casa. Pues bien, nos acostamos a dormir la mona y al cabo del rato, entre sueños, abro un ojo y escucho ruido como de agua... En mi embobamiento pensé "pero qué narices..." y SÍ, efectívamente, el señor se había levantado y se había puesto a mear en mitad de la habitación... y ya pude gritarle de todo (que no sé si desperté a medio edificio) que hasta que no acabó no paró.
Así que, niños, ya sabéis: si no queréis que os pasen burradas como éstas en próximas fiestas, un par de copitas para coger el punto y se acabó.
Pero a ver, a parte de todo a ti, ¿qué marcianades te han pasado en fiestas con sexo y/o alcohol?
Yo creo que na de las situaciones más habituales de las fiestas es la pelea por ir a por el nuevo. Estamos los de siempre hablando de lo de siempre, haciendo lo de siempre y viboreando lo de siempre cuando de golpe... oh cielos, aparece EL NUEVO, que además está bueno (porque si no nadie repara en él o nadie lo lleva a una fiesta, lógico). Y entonces se desata la locura, todo el mundo se pone gracioso, ingenioso, maravilloso, toooodos somos adorables y todos nos intentamos acercar al nuevo, que habitualmente se queda estupefacto ante tal cantidad de payasas borrachas haciendo el ganso delante de él. Supertípico.
ResponderEliminarTodos optando al premio Slutty McFurcington a la más perruna...
ResponderEliminarYo tuve un momento Roisin Murphy en el que me dejé convencer para hacer un numerito "bar-Coyote" mientras sonaba el "you can leave your hat on" del Joe Cocker cuyas consecuencias fueron demasiado catastróficas para repetirlo aquí, jajaja. Suerte que luego cambié de ciudad y allí nadie me conoce como el-hombre-que-se-subió-a-una-barra-y-la-lió-parda, jaja. Momentos pito-pocho y expedientes X también tengo, pero no voy a arruinar mi reputación así por las buenas en cinco minutillos, jaja, así que el consejo siempre es moderación y mesura, sobre todo si la gente que te acompaña en la fiesta va a ser gente que vas a ver a menudo durante muchos días sucesivos...
ResponderEliminarPrecisamente acabo de volver de mi comida de empresa, donde por segundo año consecutivo soy el nuevo y muy bien aunque no ha pasado nada porque no me gusta nadie, aunque me han acogido muy bien.
ResponderEliminarBueno... ¿por dónde empiezo?
ResponderEliminarSi es un día de fiesta normal, bebo cerveza. Si es una fiesta más especial, bebo cerveza con chupitos de tequila. Y cuando es el despiporre, bebo ginebra sola, en vaso de tubo y sin hielo. Con dos cojones. El problema (o la ventaja) es que a partir de la segunda copa, desprendo felicidad por todos los poros de mi piel y me da igual cuatro que cuarenta.
Por otro lado, digamos que tengo el trabajo más heterosexual que pueda existir. Mecánico industrial de maquinaria pesada, por decirlo de una forma gráfica. En mi trabajo soy macho alfa como el que más, visto monos de color azul, me ensucio de grasa y no tolero que nadie se pase de la raya conmigo. Pero de vez en cuando llegan las cenas de empresa... Después de la cena, en un ambiente más distendido empiezo a soltar barbaridades. Y empiezan los que han bebido más que yo a seguirme el juego. Hasta que en algún momento, salta una chispa y a partir de ahí el resto. Una vez me siguieron al baño y follamos un poquito. Otras dos veces, después de salir para buscar un taxi y marcharme a casa me llamaron al móvil para quedar conmigo. Otra vez me siguieron a casa para liarnos sin que nadie se enterara. No pasa siempre, en 15 años han sido cuatro.
Pero la relación con el post: nunca he sido yo el que se ha arrepentido, siempre han sido los demás. Que no se entere nadie, que no quería pero había bebido mucho, que no sabe lo que ha pasado pero él es hetero, que si se lo cuentas a alguien te parto la cara... en fin, joyitas de chicos.
El más gracioso fue el que me dijo que había bebido mucho. Ya... yo también... pero es que hemos follado dos veces más después de despertarnos...
Mi trabajo es tan aburrido que hay solo orcos y viejos, con decir que soy el menor, asi que aun soy barro y huesos ( creo que con eso hacen los orcos no recuerdo jeje), me la corto si me llego a despertar con uno de ellos, y en otras fiestas, recuerdo que yo estaba emparejado que novedad hahaha, y el susudicho me tiro los trastros y estaba mi novio al lado, eso no fue nada, que yo lo acepte y me queria ir con el hahaha, mi pareja en ese momento enfurecido, pero como yo estaba ebrio me salve, hahaha, bueno despues en el auto vomite, aunque en ese momento el me odiaba me tuvo que ayudar, ya que parecia grifo, si un asco, deje manchado el auto y horrible, de ahi que no tome mas, sino tiembla tierra que me pongo putazo, ah tambien el otro tipo me había dado el numero y creo que hasta lo anote mal,asi de ebrio hahaha.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Amigos me parece espectacular este Blog estaba buscando unas fotos y la encontré a la web , si efectivamente ya esta bien cerca las fiestas de año nuevo y sera un desmadre total full sex
ResponderEliminarYo hace muchos años que deje el alcohol, y la verdad que mucho mejor, tuve unos cuantos momentos bochornosos y dije "nunca más "
ResponderEliminarPor beber no, pero el año pasado fui "el nuevo" en una fiesta (me gusta más llamarlo "carne fresca"), y no veas qué éxito. Y oye, que le suban la moral a uno tampoco está mal.
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