De viaje por Heterolandia - 1. Trabajo.

FRASE DE LA SEMANA:

De la mar el mero y del marica el plumero.

En breve empiezo en un nuevo trabajo, aunque la semana pasada ya estuvimos de cursillo de preparación para enterarnos de cómo funciona la empresa, recibir charlas varias en plan riesgos laborales y conocernos entre nosotros un poco. Lo que no pude evitar es poner a tope el gaydar del que hablaba Tom en el último post (que es lo que tiene conocer gente nueva en cierto modo, no?). Quizá un poco a pesar mío, solo somos cuatro chicos además del gerente (en contraste con las 12 chicas o así que completan la plantilla) y definitivamente (o eso creo de momento) ninguno es gay.

El caso es que casi sin quererlo, mi vida desde hace años está compuesta casi totalmente por gays. Los amigos con los que más relación tengo ahora mismo son todos gays, los de mi adolescencia también resultaron serlo y, para colmo, estudié Bellas Artes (yo tengo la firme teoría de que en BBAA, el que no es raro es maricón) y, claro, luego sales al mundo exterior y te encuentras con esto.

Pero cierto es que además de mi carrera, hay otras, como también hay otros oficios que parece que sean especialmente de gays. Serían casos, por ejemplo, como periodismo (si no me crees pon la TV, anda), enfermería, diseño (gráfico, industrial o de moda, todo vale), profesor (de primaria principalmente creo yo), informática (por extraño que pueda parecer en un principio hay a patadas), peluquería, maquillaje y demás estilizaciones o arquitectura técnica (en el último año hemos conocido como a cinco, así que ya la consideramos como tal). Por supuesto que cada uno en su carrera o trabajo habrá encontrado muchos mariquitas sin ser uno de estos ejemplos. Ahora, si me dices que estudiando o trabajando de estas cosas no has encontrado ningún gay, cari, mírate los radares que no es normal.

Como decía, luego acabas por lo que sea trabajando en cualquier otra cosa (y no hace falta que nos vayamos a ser guardias de seguridad o peones de obra... que qué morbillo, por otro lado :P) y te viene la duda: lo digo o no lo digo? Yo pienso que si cuando se te presenta un hetero no te dice que le gusta que le den azotes, disfrazarse de cerdito o que su novi@ haga lo del disco chino de Enrique y Ana mientras follan (por poner algún ejemplillo), pues yo no tengo por qué contarle lo que me mola hacer en la cama, que es tirarme a tíos. Pero, claro, siempre hay términos medios. Entre no parar de hablar de lo buena que está la camarera de la cafetería (cuando eres más maricón que Tom y yo juntos, que ya es decir) y decirles que el anterior uniforme les hacía mucho mejor culo hay grados. Otra posibilidad es lo de evitar los temas espinosos y callarse como una señorita de la calle cuando estos temas salen.

No estoy aquí para convencer a nadie de actuar de tal o cual manera, que en el fondo, cada caso es un mundo y me parece un tema muy personal, pero sí que creo que en mi caso, no tendría demasiado problema en hablar de ello (buen rollo y algo de confianza mediante, claro). Al fin y al cabo no puedo evitar hablar de vez en cuando de Fangoria, de que salgo por el Carmen (donde está lo que queda del ambiente de Valencia) o de lo fuerte que me parece que pongáis esa mesa verde al lado de ese cartel fucsia, tía. Vamos, que el que no se dé cuenta es que no quiere ver, que I am what I am, a quién le importa y digan lo que digan, que el que tiene que estar a gusto con mi trabajo soy yo y estar cortándome hasta en estas cosas creo que podría conmigo... (ya pasó, Eric, ya pasó :P)

Pero bueno, y tú estas cosas cómo las llevas? En tu trabajo lo saben y lo llevan bien o ni ha hecho falta decirlo? O igual no te ha ido tan bien… Seguro que alguna anécdota interesante tienes sobre el tema. Esperamos ansiosos tus comentarios ;)