De viaje por Heterolandia - 2. Relaciones Estables.

...o de escalera de color a simple pareja.

FRASE DE LA SEMANA:
El ambiente es como una caja de bombones:
nunca sabes quién te la va a tocar.

El mundo parejil gay ha cambiado lo suyo desde que el señor ZP nos permitiera casarnos. Ahora podemos encontrar parejas de lo más variopinto: las que se aman hasta el infinito aunque por detrás (tris-tras) se pongan los cuernos con el primero que pase, las que se aman hasta el infinito y son infieles de mutuo acuerdo, las que se aman hasta el infinito hasta el punto de hacer tríos conjuntos o, ya, las que se aman hasta el infinito y son fieles de verdad (que alguna hay aunque a veces se dude de su existencia). Bueno, la verdad es que la cosa ha cambiado más bien poco con la nueva ley en este aspecto…

Lo que sí que parece que haya cambiado es la relación de las parejas con el resto del universo. Supongo que la ley en cuestión habrá puesto su granito de arena, pero cierto es que la cosa de estar desarmarizado es menos peliaguda que antes. No sé si soy yo, pero da la sensación de que cada vez se escucha más en boca de gays eso de no, es que no puedo quedar mañana porque me voy a comer con mis suegros.

No sé si será por mi timidez en este tipo de situaciones o que esté tan acostumbrado a que mis padres lo lleven así de mal, pero he de reconocer que, cuando me di cuenta de que era maricón (y a aceptarlo), sentí un cierto alivio al pensar que no tendría que volver (todos tenemos un pasado) a conocer suegros con la tensión que esto conlleva (les caeré bien? se me escapará alguna burrada? pero, Dior mío, qué me pongo?). Por supuesto, quien dice quedar a comer con los suegros dice con los cuñaos, las familias enteras en Nochebuenas y fiestas de guardar, para ayudarles a hacer mudanza, a comprar en Ikea o a recoger setas… Si además me dices llegará un punto en que uno siempre tenga jaqueca, que no haremos más que discutir y que uno mirará el fútbol mientras el otro hace la cena con los rulos puestos, casi prefiero vivir solo en un piso con una bata de seda rosa y un caniche llamado Fuffy. Que una versión gay de Abelino y Pepa no me va nada. Que sí, que sí, que We are family, pero mucho mejor así:

Y ahora ya, retomando un poco lo que hablaba al principio, quería sacar un tema que afecta a tantas y tantas parejas (gay sobretodo), que es el tema infidelidades-como-extrañas o no-infidelidades según se mire: el sexo virtual se puede considerar cuernos? Es un tema que me ha llegado varias veces de diferentes amigos desde hace años (y digo amigos porque a mi los cuernos que me han puesto han sido de los inequívocos). Supongo que en el fondo no es nada raro. Yo, particularmente, que soy bastante celosete (qué le vamos a hacer?), sí que lo consideraría cuernos. Quizá no de los gordos (estos serían quedar a tomar algo, que implica querer conocer a otro; los cuales también he experimentado) y quizá más perdonables, pero supongo que lo que más me tocaría la moral es que llegara a enterarme. Tengo la filosofía de que si me los tienen que poner, que yo jamás de los jamases pueda llegar a enterarme (con todo lo que esto puede implicar, que no es cualquiera cosa). Si me entero, considero que no ha sido lo suficientemente cuidadoso como para protegerme de saberlo o que le da un poco igual que me entere. En ese caso… uhm... pues ya vería lo que haría, la verdad.

Pero bueno, que tampoco quiero extenderme mucho que quiero hacer una actualización del post cuando la encuesta cierre… La cual encuesta, por cierto, te animo a responder, que me parece un tema bastante interesante y que necesita de tu apoyo y opinión ;)