Cómo cortar con tu novio. El delicado arte de mandar a la porra

Dejarlo con alguien nunca es divertido... Ya puedes hacerlo en la montaña rusa o montándote una coreografía con música de Abba... es un momento complicado. Al fin y al cabo no deja de ser que aquello no ha funcionado, ha sido un fracaso sentimental... llámalo como quieras; es fatal. Pero, claro, siempre hay formas y formas de cortar... y si te despistas un poco una noticia triste puede convertirse en algo más aterrador que Madonna recién levantada. Hace tiempo hablamos de cómo hacer que corten contigo. Esta vez veremos las claves para cortar con tu novio...

Preparar el terreno o dejar por sorpresa

En general, cuando hay una ruptura próxima se nota quieras o no quieras... Estás más distante, quedas un poco menos, estás superliado siempre entre el trabajo, el gimnasio y regar los cactus y plantas de plástico de tu casa... no hay sexo (o hay sexo fatal, que no sé qué es peor). Pero también es verdad que hay gente que vive en un mundo de fantasía y no ve nada de nada. Bueno, mejor que se te note, así se va haciendo a la idea. Si no lo ve ya es cosa suya, pero fingir un superbuenrollismo y diez minutos después cortar por sorpresa y a traición... pues todos los dramas del mundo, por supuesto.

Encontrar el momento y el lugar

Encontrar el momento para dejar a alguien tampoco es fácil... Yo creo que lo mejor es hacerlo en una quedada de las habituales (quedar en su/tu casa, a tomar algo donde siempre...). Digo esto sobretodo porque hay ciertos momentos que hay que evitar a toda costa: después del sexo (que ya no es por sorpresa y a traición, es tener muy mala leche), en un aniversario, mesversario, cumpleaños y demás fechas destacables (porque ahí la fiesta la vas a montar pero bien... la fiesta del mal rollo; intenta hacerlo al menos una semana antes o después), dramas personales como que le hayan despedido del trabajo, su madre esté en el hospital, etc. (tampoco hace falta que te esperes a que le asciendan en la empresa, pero un mínimo de sensibilidad no está de más) y... durante un viaje (porque ahí el viaje que haréis será al infierno de los lloros, los reproches y/o los silencios incómodos más incómodos de tu vida). Sobre el lugar yo siempre soy partidario de sitios íntimos mejor que públicos (casa, coche, etc. mejor que bares, restaurantes y demás), pero eso depende también del dramatismo de tu novio y su gusto por montar escenas.

La hora de la verdad

Una vez se nos ha visto el plumero (obviamente unos tienen más plumero que otros) de que la cosa no funciona y hemos elegido cuando y donde hacerlo, viene cuando cortamos. Siempre hay una serie de frases recurrentes para estos casos que seguro que te suenan... Excusas vulgares como drag queens de mercadillo, pero excusas igualmente: ahora mismo no busco nada estable, en este momento tengo que centrarme en mi trabajo (o en noséqué), me he dado cuenta de que soy hetero (dicho mientras te apartas la boa de plumas de la cara)... Tonterías. Al final con decir "Mira, me he dado cuenta de que esto no funciona" sobra. Puedes decorarlo si quieres con algo tipo "veo que tú estás más por mí que yo por ti" por ejemplo, pero en realidad si el mensaje queda claro no importa nada más.

Digo que no importa nada más porque a veces algunos se pueden poner nerviosos y entrarles la diarrea verbal o ataques de sinceridad varios y empezar a hacer cosas que no tocan. ¿Qué es lo que no hay que decir? Pues las verdades. Por ejemplo hacer un listado o lluvia (dorada) de ideas de lo que no te gusta del otro... que si no tenía bastante con que pases de él, se lo adornas diciéndole todos sus defectos (y ya le hundes en la miseria). Tampoco decirle que hay otra persona... porque por mucho que le digas puede flipar pensando cosas como desde cuando, si habrán habido cuernos, si todo habrá sido pasar el tiempo hasta encontrar a otro mejor y demás dramas posibles. Está claro que cuantas menos explicaciones detalladas mejor. Y si pregunta, pues vuelves a lo de antes: no funciona y ya está.

Y ahora ¿qué?

Pues lo habitual después de dejarlo es tener toda la buena voluntad del mundo e intentar seguir como amigos. Por supuesto es algo bastante complicado como ya os contaba en esta entrada, pero de buenas intenciones también se vive y así en principio parece que suaviza el golpe... Por supuesto que posiblemente sea necesario un tiempo a una cierta distancia y luego a saber en qué queda todo el buen rollo... que si le has dejado pues será por algo.